Encuesta CIS: Vox sube, el PP se rasca la cabeza; el PSOE aguanta el chaparrón.


En el CIS de noviembre, #Vox amenaza al #PP y ambos se pelean por la sombra de un #PSOE que sigue mandando. En la izquierda, silencio clínico. El tablero político arde, pero la ventaja… ni se inmuta.

Tormenta perfecta en el Congreso, titulares al rojo, debates tóxicos... Pero los datos mandan: el CIS de noviembre consolida la hegemonía socialista. El PSOE encabeza la intención de voto con un 32,6%, aventajando al PP (22,4%) por más de 10 puntos, un muro que no termina de agrietarse ni con toda la artillería mediática y judicial desplegada.


Análisis de la Encuesta

El PSOE firma el aguante. A pesar de polémicas, pactos y ruido, el partido de Sánchez marca músculo: ni sube ni se desinfla, pero resiste donde otros se desploman. La fidelidad de voto aguanta y las transferencias le favorecen frente a un bloque de derechas más dividido que nunca.

El PP roza el techo de cristal. Feijóo recupera terreno, pero no consigue romper el dique socialista. La subida es mínima y sabe a poco para quien prometía tsunami azul. El PP se enfrenta a dos fantasmas: la radicalización que le impone Vox… y la fuga permanente de centristas descontentos.

Vox, el verdadero protagonista. El barómetro los catapulta al 18,8%, pisando los talones al PP y arañando voto por la derecha sin pudor. El partido de Abascal, lejos de estancarse, se consolida como tercera fuerza nacional y apunta a convertirse en llave de gobierno… O en plaga bíblica, según a quién preguntes.

Sumar y Podemos van en picado. La izquierda alternativa, lejos de pescar en río revuelto, sigue perdiendo fuelle y proyecta la eterna imagen de fragmentación. La única esperanza: que el electorado de izquierdas se “tapone” la nariz al votar para cerrar filas frente a la derecha.

Consecuencias y conclusiones demoledoras:

  • El PSOE se mantiene como muro de contención: sus rivales no logran fraguar una alternativa real.
  • El PP entra en zona de ansiedad, obligado a radicalizar perfil sin retener el voto moderado.
  • Vox se convierte en capo electoral, decidiendo si se tira del sistema… o lo dinamita.

La fragmentación de la izquierda condena a Sumar y Podemos al rincón de la irrelevancia.

En el Congreso, la “gobernabilidad” será sinónimo de pactos imposibles y filigranas aritméticas a cámara lenta.

En resumen: La estabilidad no es aburrida, es supervivencia en modo hardcore. Los gráficos del CIS lo confirman: mantenerse ya es ganar.

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