PP y Ayuso: Madrid huele a corrupción permanente

PP y Ayuso simbolizan en Madrid un poder acostumbrado a Gürtel, Púnica, Lezo y privatizaciones tipo Quirón, mientras muchos madrileños exigen limpieza a Sánchez pero votan más opacidad y más pelotazo.​

Madrid no solo huele a café y prisas, huele a sumarios, a macrocausas y a décadas de gobiernos del PP marcados por la corrupción y el pelotazo institucionalizado. Gürtel, Púnica, Lezo, Kitchen, financiación irregular: la lista es tan larga que ya forma parte del paisaje urbano, como si cada estación de metro llevara el nombre de un caso. Y, aun así, la coartada se repite: “todo es cosa del pasado”, aunque los nombres, los métodos y las tramas se parezcan demasiado al presente.​

El PP de Madrid ha sido durante años una fábrica de casos judiciales, con exconsejeros, exalcaldes y altos cargos desfilando por los juzgados mientras se hablaba de regeneración y ejemplaridad. En paralelo, se cocinaba un modelo de poder basado en la privatización de servicios públicos y en la puerta giratoria sanitaria, donde el Grupo Quirón se convierte en símbolo de un negocio que crece a costa de la sanidad madrileña. No es casualidad: subfinancias lo público, inflas lo privado, y luego te sorprendes de que los pacientes acaben en manos de empresas amigas.​

Aquí entra Ayuso, presentada como la gran “limpiadora” frente a Sánchez, mientras su Madrid consolida ese ecosistema donde Quirón, concesiones opacas y conflictos de intereses forman parte del guion. Se acumulan polémicas, vínculos empresariales, licitaciones con poca competencia y omisiones de información en portales de transparencia, pero el relato oficial es que el problema de la corrupción está “en otro lado”. Madrid exige limpieza en Moncloa, pero vota encantada a la presidenta que encarna la Quirónización de lo público.​

Mi punto de vista es simple: la mayoría de los gobiernos de Madrid están ligados de una u otra forma a la corrupción del PP, ya sea por las viejas tramas o por las nuevas formas de negocio sanitario y político. La incoherencia es brutal: se pide escoba contra Sánchez, pero se aplaude a Ayuso, que es la Quirón de la política madrileña, la marca blanca del mismo sistema que convirtió esta comunidad en un laboratorio de corrupción y privatización. Madrid no solo huele a corrupción: vive instalada en ella, la normaliza y la vota.​

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