Vox, Revuelta y la caja B de la “solidaridad patriótica”

Vox y Revuelta: la familia ultra se rompe… por la caja

La crisis entre Vox y su asociación juvenil Revuelta es mucho más que una pelea interna: es el retrato de una ultraderecha que se envuelve en la bandera mientras discute quién se queda con los miles de euros recaudados “para las víctimas” de la DANA. Audios filtrados demuestran que la dirección de Vox conocía las presuntas irregularidades contables y que intentó primero controlar y liquidar la organización antes de denunciarla. Cuando Revuelta se revuelve contra Vox, lo que salta por los aires no es solo una marca juvenil: es el relato de pureza moral con el que la ultraderecha lleva años dando lecciones de patria, decencia y orden.​

Revuelta se revuelve: del barro solidario al fango contable

Revuelta nació como brazo juvenil ultra en plena ofensiva contra la amnistía y se hizo famosa con campañas “solidarias” durante la DANA en el País Valenciano. Hoy, exdirigentes acusan a su cúpula de desviar cientos de miles de euros recaudados para damnificados, ocultar movimientos bancarios y bloquear cualquier control interno, hasta el punto de acabar en la Fiscalía por posible estafa. Vox, que impulsó y alimentó Revuelta, ha roto con ellos, ha presentado denuncia y se vende ahora como garante de transparencia, pese a que los audios revelan que conocía las sombras y buscó primero una salida “discreta” para que el escándalo no salpicara al partido.​

Vox, corrupción y doble moral: del discurso limpio a la política sucia

Mientras Vox clama contra “los chiringuitos”, su ecosistema ultra funciona como un entramado de asociaciones pantalla, donaciones opacas y marcas juveniles con estética épica y contabilidad creativa. El caso Revuelta se suma al historial de vínculos de Vox con organizaciones ultracatólicas y estructuras paralelas que operan en la frontera entre propaganda, activismo y negocio político. Para una izquierda crítica con la corrupción y atenta a la agenda feminista, la lección es clara: la extrema derecha que criminaliza ONGs y movimientos sociales tiene sus propios chiringuitos patrióticos, donde la bandera tapa mejor que cualquier auditoría.​

Qué debería hacer una democracia decente ante el caso Revuelta

Este escándalo exige algo más que la guerra interna entre Vox y su rama juvenil: hace falta investigación a fondo, transparencia total sobre las donaciones y protección real a denunciantes y víctimas. Sumar ya ha reclamado que los audios se investiguen en la comisión de la DANA, y el caso abre la puerta a revisar cómo se supervisan las asociaciones “solidarias” usadas como plataforma política. Si la ultraderecha construyó su relato sobre “limpiar” la política, el caso Revuelta es la oportunidad para demostrar que limpieza significa lo mismo cuando los que huelen a corrupción llevan pulsera rojigualda.​

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