El PP pela con Vox por el voto ultraradical.
El PP ya no compite solo contra el PSOE: compite con Vox por el voto del odio, ese voto que se alimenta de miedo, de rabia y de bulos convertidos en programa político. Feijóo vende “colapso del sanchismo” mientras asume que necesitará a la extrema derecha para gobernar y les blanquea como aliados “naturales”, no como amenaza democrática.
Cordón Sanitario si, pero a Bildu, no a Vox
Cuando proclama que “nuestro cordón sanitario es Bildu, no será Vox”, Feijóo dibuja el mapa moral de su proyecto: el enemigo no es quien dinamita consensos, rompe gobiernos autonómicos y bloquea presupuestos, sino quien estorba a su relato de patria en blanco y negro. El PP quiere el voto ultra sin parecer ultra, por eso copia el discurso contra la inmigración, la “okupación” y el feminismo mientras finge seguir en el centro.
El premio: Deterioro de la democracia
La pelea por el voto del odio tiene premio en encuestas, pero un coste brutal para la democracia: cada concesión a Vox arrastra al PP un paso más hacia la normalización del autoritarismo y la demolición lenta de derechos. El resultado es un bloque de derechas en guerra consigo mismo, donde el “moderado” y el ultra compiten por ver quién señala con más fuerza a las mismas minorías, las mismas mujeres, los mismos vulnerables.
Ahí está el colapso real: no el de un gobierno progresista, sino el de una derecha que ha hecho del odio su principal nicho de mercado electoral y ahora necesita seguir alimentándolo para sobrevivir.
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