El negocio de la IGLESIA: 11.000 millones y ni un impuesto.
En España, la Iglesia Católica no pasa por Hacienda: solo por caja. 11.000 millones públicos cada año y ni un impuesto. El Concordato: el milagro fiscal que ni Dios se atreve a tocar.
En la España democrática, hay contratos imposibles de romper, privilegios eternos y fe que mueve montañas… de dinero. El Concordato entre el Estado español y la Santa Sede es la fórmula mágica: la religión católica sigue recibiendo más de 11.000 millones de euros al año gracias a exenciones fiscales, financiación de centros educativos, hospitales, patrimonio y, claro está, la famosa “X” en la declaración del IRPF.
Las cifras son de vértigo:
Solo por poner la “X” a favor de la Iglesia en la Renta, caen casi 380 millones de euros limpios cada año.
Por la vía de la educación y los colegios concertados religiosos, la factura supera los 4.600 millones de euros anuales.
El lobby católico suma unos 2.500 millones de euros extra en exenciones de impuestos como el IBI (el milagro fiscal permanente).
Si añadimos subvenciones, hospitales concertados, mantenimiento de patrimonio y obras “sociales” bendecidas por la administración, el total que sale de las arcas públicas supera con holgura esos 11.000 millones.
¿Negocio redondo? No, redondísimo.
Mientras tanto, la ley protege la opacidad con un Concordato inamovible: ningún gobierno, ni progresista ni conservador, osa ni sugerir cambios profundos. Y la Iglesia sigue anotando bienes a su nombre gracias a la ley de inmatriculaciones, sin pagar ni un euro y sin dar explicaciones.
¿De verdad España es un Estado laico?
Prueba a montar un negocio con privilegios similares: exención total de IBI, público cautivo en aulas, conciertos con la administración… y además posibilidad de decidir a quién cede tus bienes y a quién bendice tu agenda política. Imposible… salvo si llevas sotana y tu despacho fiscal queda en la calle San Dámaso, Ciudad del Vaticano.
El Concordato sigue siendo el contrato más rentable de la historia de España: ni el Ibex 35 soñó jamás una rentabilidad y una impunidad igual.
Aquí, fe y dinero caminan juntos, y a la sombra del altar se cuentan millones… de motivos para no romper el acuerdo.
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