Marruecos y España se hacen un selfie mientras compiten en Gibraltar y en otros sitios.

Marruecos y España protagonizan el último despliegue de la OTAN en el Estrecho. ¿Socios? ¿Rivales? El trasfondo de una “amistad” incómoda que redefine fronteras, alianzas y provoca debates. Tensión, manipulación y poder en vuestra cara: esto no lo verás en ningún telediario.

¿Quién dijo que Marruecos era un vecino incómodo? España y Marruecos acaban de demostrarnos que la “amistad” puede ser mucho más que un dolor de cabeza: puede ser puro espectáculo (y amenaza) en la política internacional. El teatro actual: la operación ‘Sea Guardian’ de la OTAN en el Estrecho de Gibraltar. Protagonistas: la fragata española ‘Reina Sofía’ y la marroquí ‘Tarik Ben Ziyad’ haciéndose arrumacos en alta mar, protegidos bajo el paraguas de la Alianza. ¿Resultado? Un selfie perfecto para la diplomacia... y un meme viral para TikTok.

La colaboración militar, vendida como ejercicio conjunto y lucha contra el terrorismo, es en realidad el último episodio de un thriller geoestratégico: España, miembro de la OTAN, y Marruecos, el “amigo” que nunca termina de entrar en la fiesta, jugándose la credibilidad ante sus respectivos públicos. Porque sí, ese “aliado estratégico” lleva años mandando indirectas al Gobierno español, desde la polémica carta de Sánchez a Mohamed VI aceptando su versión del Sáhara Occidental en 2022. Desde ese momento, Marruecos no solo ganó influencia—se coló hasta la cocina de las operaciones militares conjuntas. ¿Imaginabas a la fragata ‘Tarik Ben Ziyad’ haciendo equipo con la ‘Reina Sofía’? La respuesta es sí, y lo hacen, aunque España siga buscando oficiales mientras Marruecos capitaliza favores.

Bajo la retórica de la “seguridad regional”, ambas marinas juegan a reforzar su colaboración y a implicarse en el futuro del Mediterráneo. Lo que no cuentan: lo incómodo que resulta cooperar con el vecino que nunca olvida sus propias aspiraciones territoriales. ¿Compartimos mar… o intereses? El ejercicio de tránsito (PASSEX), la vigilancia del Estrecho y el mar de Alborán son la nueva normalidad, mientras se vende a la opinión pública un “buen rollo” que en cualquier momento puede explotar.

¿Y los resultados? Una imagen de modernidad y cooperación, que en fondo no es más que postureo diplomático. Marruecos gana peso en la OTAN, Estados Unidos le abre la puerta y España juega a no perder el sitio. Mientras tanto, la verdadera batalla se libra en redes: hashtags ardiendo, microcopies ácidos y titulares de impacto. Si creías que Marruecos era solo un amigo incómodo, espera a ver la próxima maniobra. Aquí, los protagonistas no son los buques: es el contenido que tú vas a compartir.

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