Pedro Sánchez, en la cuerda floja: su ‘remontada’ muere de SUMARésis
Las últimas encuestas publicadas en Electomania y medios afines muestran una tendencia clara: el PSOE de Pedro Sánchez ha logrado recuperar algo de impulso tras meses de desgaste, pero la remontada llega con una letra pequeña que puede costarle el gobierno. El colapso electoral de SUMAR —la formación llamada a ser socio imprescindible para reeditar un gobierno progresista— dibuja un panorama endemoniado para Moncloa.
Sánchez y su círculo celebran cada subida en los porcentajes, exprimiendo al máximo el relato de resiliencia y resistencia. Sin embargo, el tablero político de 2025 es más complejo que nunca: con una derecha PP-Vox consolidada y una izquierda fragmentada, gobernar España depende, más que de vencer, de saber negociar lo imposible. Pero si tu aliado prioritario marca mínimos históricos y pierde fuerza en circunscripciones clave, el sudoku parlamentario se convierte en pesadilla.
Electomania y otros portales de sondeos constatan la desmovilización en las bases de SUMAR y la fuga de apoyo hacia otras opciones —o la abstención—, mientras el PSOE absorbe voto útil pero insuficiente para lograr escaños decisivos en la suma final. Las matemáticas son crueles: aunque Sánchez avance unos puntos, si su flanco izquierdo colapsa, el bloque progresista retrocede en el Congreso. La ley electoral multiplica los efectos negativos de la debacle, reduciendo el margen para la aritmética del pacto.
La crisis de SUMAR tiene causas profundas: falta de liderazgo claro tras su auge inicial, exceso de personalismos y erosión en el relato ilusionante. Mientras tanto, la derecha observa y espera. PP y Vox han aprendido a cooperar bajo el radar, dispuestos a aprovechar cualquier grieta en la izquierda para reeditar mayorías o al menos bloquear investiduras.
El gran riesgo para Sánchez no es solo la tentación de la autocomplacencia sino la incapacidad de controlar una geometría variable cada vez más endiablada. ¿De qué sirve remontar si el pelotón abandona antes de cruzar la meta? El PSOE, como muestra la historia reciente, sabe resistir, pero gobernar exige algo más que aguantar: requiere sumar. Si la izquierda alternativa languidece, incluso una victoria electoral puede transformarse en una amarga derrota parlamentaria.
Queda una pregunta para el lector —y para los estrategas de Ferraz—: ¿será la remontada socialista el prólogo de una legislatura factible o el último truco de un gobierno en peligro de desaparición? Las respuestas, como los sondeos, pueden cambiar… pero las matemáticas de la gobernabilidad no suelen equivocarse.
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