Pedro Sánchez y el Manual de resistencia 5.0 del caos

Pedro Sánchez, el hombre que convirtió la resistencia en marca personal, hoy aparece atrapado en su propio eslogan: aguanta, niega, resiste… pero no asume. Un Manual de resistencia 5.0 escrito a golpe de escándalos de acoso y corrupción, envuelto en “templanza”, “paciencia” y “estajanovismo” como coartada discursiva.​

Manual de resitstncia 5.0

El relato oficial vende serenidad: Moncloa habla de “templanza” mientras el PSOE encadena denuncias de acoso sexual, tramas de corrupción y registros en empresas públicas que erosionan al Gobierno. La consigna es clara: aguantar, minimizar, culpar al “tsunami orquestado” y repetir el mantra de que no hay “corrupción estructural”, como si la repetición borrara los titulares.​

En paralelo, se invoca el viejo personaje del líder resistente, el que ya escribió un Manual de resistencia y ahora improvisa su versión 5.0: del aguante al victimismo, del “yo resisto” al “me persiguen”. No es liderazgo, es adicción a la supervivencia política.​

Feminismo de escaparate, crisis de credibilidad

Mientras se presume de credenciales feministas, la realidad habla de protocolos antiacoso que no funcionaron y víctimas que tuvieron que esperar meses para ser escuchadas. Casos como el de colaboradores de confianza, señalados por acoso sexual, han desatado un Me Too interno que ha pillado al PSOE a la defensiva, reaccionando siempre tarde y a rastras de las exclusivas periodísticas.​

Fuera, la prensa europea describe a un partido “plagado de escándalos”, golpeado por las acusaciones de acoso y corrupción, mientras aliados y barones reclaman una limpieza a fondo que nunca llega. Dentro, el mensaje es otro: calma, paciencia, más trabajo, más estajanovismo, como si echar más horas pudiera tapar la grieta ética.​

Resistencia o simple huida hacia adelante

Sánchez descarta grandes crisis de Gobierno o adelantos electorales incluso cuando los casos se acumulan y la legislatura muestra claros síntomas de agotamiento. El guion se repite: negar el fin de ciclo, aferrarse al cargo, hablar de conspiraciones y pedir tiempo mientras se promete contundencia “contra quien meta la mano en la caja o acose a una mujer”.​

Ese es el corazón del Manual de resistencia 5.0: convertir cada escándalo en una prueba más de la propia resistencia, no en una razón para rendir cuentas. No es sólo un problema de imagen; es una forma de poder que ya no intenta convencer, sólo aguantar.​

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